“Y aquí nos tienes
el uno ronroneando y mirándome de soslayo,
recolocándose de vez en cuando
y buscando su plácido acomodo
sobre una tela que coloco sobre mis piernas.
Eleva su peluda y suave cabeza
cuando echa en falta las caricias de mi mano
las cuales necesito para escribir estas palabras
que intentan garabatear esta situación
sobre lo que hace un gato
cuando su hombre le dedica
una pizca del poco tiempo que puede.
Siempre le demuestra no olvidarlo
pues con guturales gemidos,
entre ronroneo y ronroneo, lo celebra
y es por ésto que fotografío el momento
con estas líneas
en blanco y negro.”
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